martes, 14 de octubre de 2014

Fragmento de La Multitierra, historia fantástico-épica de ángeles y demonios.

Nadie recuerda cómo empezó todo, aunque ya no importa. No importa el pasado, ni siquiera el presente. Solo importa el futuro.

Tenemos que sobrevivir.

Fragmento primero.

"Vi a la tierra partirse por la mitad y dar a luz grotescamente a el mal. Vi resquebrajarse el vientre de la bóveda celeste y brotar sus entrañas hacia la tierra. Vi seres incorporándose. Auténticos ángeles, puros y estóicos, que sin embargo quemaban la hierba ahí donde pisaban..."

Yan chen ye, manuscrito del discurso. Estado oriental. Año 2596.

Capítulo primero. La imparcial.

Asher esperaba ansioso mientras Om-lahar calentaba la espada en la fragua. El calor que golpeaba su rostro era intenso pero no le molestaba demasiado pues sabía que tarde o temprano iba a tener que enfrentar un calor capaz de consumir la carne y el espíritu.

El ángel parecía inmune al calor; sujetando la espada por la empuñadura estaba con medio cuerpo dentro de la fragua. El fuego sagrado, de un color verdoso, arrancaba miles de destellos a su armadura, la cual era capaz de refractar la luz y dar la impresión de ser luminiscente por si misma.

El ser era impresionante. De unos dos metros y medio de altura, siempre cubierto con esa armadura que casi parecía su propia piel, callado y pausado en sus movimientos, pero capaz de cegadoras maniobras cuando entraba en combate. Su "ojo", una brecha en el casco de luz verde, crepitaba levemente cuando hablaba, hecho que era sumamente raro. Pero ese día Asher sabía que hablaría, e iba a hablarle a él.

Sumido en sus pensamientos de gloria siguió observando las llamas sagradas intentar devorar su futura espada, otorgándole una dureza extrema en el proceso.

Sintió un terrible golpe en la cabeza seguido de un estruendo. Entre el polvo y el dolor vio una forma oscura abalanzarse contra el ángel, y sintió en su cuerpo un calor tal que creyó hervir. Tardó un segundo en ordenar su mente; demonios.

Se levantó como pudo, cubierto de escombros. El demonio y el ángel estaban destruyéndose con sus potentes golpes, haciendo temblar la fragua entera, casi invisibles de tan rápido que se movían. Asher se giró para huir y por el hueco que había hecho el demonio al entrar, vio atónito como los demonios devoraban su ciudad. Demonios de mil formas guiando a legiones de hombres demonio, Mogruls, como una marea inexorable que apagaba las vidas de cuantos había allí. El temor, la rabia, la frustración y quién sabe qué mas emociones también entraron en batalla dentro de si, y quedose paralizado unos segundos sin saber qué hacer.

De repente oyó un ruido tras de si que acalló todos los demás; la voz del ángel. Estaba gritando y Asher sintió como sus tímpanos se rasgaban. El demonio lo tenía contra la pared mientras uno de sus brazos penetraba la armadura de luz.

Asher no pudo mas. Actuó. Corrió y agarró la espada de la fragua. No se dio cuenta pero mientras corría hacia el demonio, gritaba. De dolor y de furia. La espada estaba consumiendo su carne rápidamente debido al calor. Saltó y con todas sus fuerzas clavó el filo en la espalda del demonio. Penetró su carne con una facilidad pasmosa, se enterró hasta la empuñadura. Asher chocó contra el cuerpo del demonio y esto terminó de abrasar su débil cuerpo humano. Se desplomó entre gritos y gorgoteos mientras su cuerpo se derretía literalmente. Sus ojos explotaron y  se convirtió en un trozo de carne chamuscada y revirada, y el silencio se hizo en la fragua.

El demonio y el ángel cayeron de lado empalados en el corazón por la misma arma, que adquirió un tono verde oscuro. La sangre que se derramaba de ambos cuerpos desaparecía absorbida si tocaba la hoja.

Horas después la ciudad estaba en el mas absoluto de los silencios y lo único que quedaba con vida era la espada.

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